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20/11/20

La derecha madrileña

Artículo de Iñaki Prieto García, Secretario General Agrupación Socialista de Chamberí  (PSOE-Madrid)

Imagen: Pared dónde estuvo desde 1981 colocada la placa homenaje a Francisco Largo Caballero en Madrid

Me pregunta un amigo de Barcelona por cómo es la derecha madrileña. Lo fácil es responderle con toda clase de adjetivos descalificativos sobre su inteligencia, modos de actuar, etc., pero así no respondería a la esencia de la pregunta, ¿qué diferencia a la madrileña de otras derechas?

Lo que la distingue de otras formaciones de derecha del Estado es que no sólo le interesa gobernar, su idea del poder va más allá de lo que puramente es gobernar, quiere controlar y mandar en todas las facetas de la vida, y además,  no solo porfía en vencer en Madrid, su objetivo va inexorablemente unido a ostentar el gobierno de España.

Para explicar su esencia y poder entender sus formas de actuar y hablar, sería un error referirse solo al Partido Popular, al menos en lo que se refiere a la derecha madrileña, puede que en otros lugares se le pueda diferenciar de Ciudadanos y Vox, pero en Madrid no, son ramas de un mismo árbol, hasta hace muy poco fuerte y unido y todavía hoy sin mucha diferencia entre su base social. Y para muestra un botón. El pasado 15 de Octubre se retiró del edificio donde había nacido, una placa que recordaba y homenajeaba a Francisco Largo Caballero. Esto se produjo gracias a que en el Ayuntamiento de Madrid, el Partido Popular y Ciudadanos se unieron sin restricción ni límite alguno a una propuesta de Vox para retirarla, junto al nombre de las calles del que fuera presidente del gobierno de España y de Indalecio Prieto.

La huella en la fachada que dejó la retirada de esta placa, describe perfectamente como es la derecha madrileña, una pared de granito gris, con seis agujeros, como las marcas que los disparos dejan en un fusilamiento.

Una pared de granito que revela su dureza y perseverancia. Tienen claro su objetivo, lo persigue sin despistarse, y sus movimientos son siempre planeados, nunca se encomienda a la suerte y, por supuesto, no repara en gastos o normas legales para conseguirlo, como ocurrió con el Tamayazo en las elecciones autonómicas de 2003.

Son crueles y vengativos, nunca perdonan, y no dudan en reprimir cualquier conato opositor que pueda poner en peligro su omnímodo poder conseguido a fuerza de infiltrarse en todas las capas e instituciones sociales.

No comparten el botín, pero lo disimulan repartiendo las sobras del banquete de celebración.

Lo suyo es la economía, su economía.

En su diccionario no existen las expresiones “en buena lid” o “fair play”. Su lema es primero yo, después yo y finalmente yo.

Su ideología no se basa ni tiene como objetivo la supremacía de la lengua, la unidad del país o la bandera, ni tan siquiera la imposición o extensión de la religión católica. A principio de los años noventa del pasado siglo, dejaron estas ideas del movimiento nacional aparcadas, y hoy, son tan solo argumentos que usan como subterfugios cuando conviene, o como mantras utilizados para esconder y no mostrar su verdadero objetivo, esto es, el dinero, su dinero, o como he dicho antes, su economía.

Por supuesto que esto no quiere decir que abracen el marxismo, todo lo contrario, combaten cualquier idea progresista, pero no por defender una esencia liberal democrática conservadora que no existe, sino por…  salvaguardar su economía. Así por ejemplo, están en contra de la preservación del medio ambiente y de la idea de cambio climático, porque asumirlo significa poner restricciones e impuestos a sus empresas contaminantes, como constructoras, petroleras, automoción, transporte. Se opusieron a la restricción de tráfico en el centro de la Capital y solo la amenaza de sanciones por parte de Europa les ha hecho no anularla de momento, ¿saben que la Comunidad de Madrid es una de las autonomías con menos parques productores de energía solar y eólica?. Están en contra de asumir limitaciones al alquiler vacacional urbano, o regular el de vivienda habitual, y todo lo que sea limitar los desahucios por impago, ya que supone poner impedimentos a los grandes fondos de inversión de los que participan. También se oponen a la cobertura social como un derecho, y así retrasaron e infradotaron al máximo la aplicación de la Ley de Dependencia.  La subida a los tramos más altos del IRPF, la tasa Tobin, la Google, el impuesto de sucesiones, no son más que tributos que gravan a los suyos y, o se oponen directamente, o crean bonificaciones como en el de sucesiones (las grandes fortunas de toda España se empadronan en Madrid para no pagar prácticamente nada), o añaden deducciones como en el IRPF para la educación privada.

Apostaron por la educación como vehículo formativo y expansivo de su base electoral, es uno de los pilares en los que han basado su presente y su futuro, y así, asumieron como propia la enseñanza privada, concertando entre el 1996 y el 2003 casi todos los colegios privados que existían en la Comunidad de Madrid ya fueran religiosos o seglares, primando a partir de ese momento la construcción de nuevos colegios concertados frente a las escuelas públicas y multiplicando el presupuesto destinado a la educación concertada frente a la disminución del de la pública. Pero no sólo han puesto el foco en la enseñanza primaria y secundaria, han permitido un sin fin de universidades privadas en las que uno puede hacer media carrera en un año, o creado una a partir de 1996 donde los masters se aprueban sin asistir a sus clases. Lo importante es el título universitario, no la calidad del mismo, los suyos solo necesitan un título que enmarcar, el puesto de trabajo ya lo tienen asegurado.

Aprovecharon todas las oportunidades para colarse en todos los escalones del sistema judicial, lo cual tampoco es muy difícil, si tenemos en cuenta que una persona pasa de media cuatro años estudiando de sol a sol las oposiciones a juez, sin becas y con un fuerte gasto sostenido por su familia, y que finalmente, son los propios jueces quienes examinan y aprueban a los aspirantes.

Se han basado, desde la ley de Aznar de 1997 de medidas liberalizadoras en materia de suelo y la posterior Ley del Suelo de 1998, en la especulación de grandes bolsas de suelo rústico recalificado a urbanizable y su posterior construcción, que sacadas al mercado a su debido tiempo, produjeron pingües beneficios, o con megaobras de años de duración con el que alimentar a sus empresas constructoras como fue el enterramiento de la M-30, para lo que se saltaron todas las leyes nacionales y europeas de protección al medio ambiente y que supuso la elevación de Madrid, por los mismos paladines que defenderían la austeridad a capa y espada a partir de 2011, a lo más alto del pódium de las ciudades españolas endeudadas.

Es justo desde 2011 donde han mostrado su lado más cruel y vengativo. Su absoluta victoria en las elecciones municipales, autonómicas y nacionales de ese año, les invistió del poder para castigar a los pecadores que en 2004 y 2008 habían osado loar al becerro dorado de la izquierda, y con el pretexto de la economía, su economía,  despojaron de sus viviendas a los más necesitados e indefensos, vendiéndolas a sus fondos buitre. Reformaron la legislación laboral y lanzaron desde sus púlpitos informativos una campaña de difamación sobre los sindicatos y los privilegiados funcionarios como los maestros y sanitarios, y así rebajaron a máximos o suprimieron las becas de estudio, de libros, de comedor escolar, o directamente de la universidad y quisieron imponer la penitencia de privatizar la sanidad pública, la cual con miles de millones de euros del presupuesto era un gran negocio al que optar, o mejor dicho, el único que quedaba una vez explotada la burbuja del ladrillo.

Y mientras todo esto ocurría, desviaban la atención de los ciudadanos con dos tipos de discursos que calaban, y no solo entre votantes de derecha, sino también en la transversalidad de la sociedad.

Uno es el de la “libertad”. Libertad para poder tener hijos y no abortar. Libertad para elegir educación privada. Libertad para poder elegir médico y hospital privado. Libertad para conducir por donde uno quiera. Libertad para estudiar en castellano.

El otro es el de Euskadi y Cataluña frente al Estado Madrid. ETA y el Estatut. Zapatero es amigo de los terroristas. Zapatero castiga a Madrid y beneficia a Barcelona.

Hoy la derecha madrileña, una vez que ETA empieza a ser historia, basa su discurso en el Covid-19 y en el procés catalán, y así con frases pueriles, piden “libertad” de movimiento, “libertad” para poder ir de vacaciones a la playa o a un bar a beber una Coca Cola, “libertad” para atravesar con su automóvil el centro de Madrid, o “libertad” para no confinarse. A la vez, claman venganza ante los golpistas catalanes, y piden el cumplimiento entero de unas muy cortas condenas, ya que fueron rebajadas al no haber sido condenados por golpismo y rebelión.

Y este infantil o ultramontano concepto de libertad, lo enfrentan al de dictadura socialcomunista bolivariana e independentista y amiga de los terroristas, y someten a un constante y permitido acoso a la puerta de su casa, a un vicepresidente y una ministra del gobierno.

La derecha madrileña, como si de un nuevo 18 de Julio se tratara, ve una oportunidad en la pandemia del Covid para hacer caer al gobierno, y en caso de vencer, ajustar cuentas con todos los que en Mayo de 2018 les robaron lo que es suyo. A la derecha madrileña no le importa los enfermos, cuantos más, mayor presión para el gobierno, ni la falta de sanitarios, ni de rastreadores, ni su contratación. Le importa los hospitales que van a hacer sus empresas (más de 100 millones costará el hospital Isabel Zendal), y si hay libertad para ir a la terraza de un bar.

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